Árnica es un género con unas 30 especies de plantas herbáceas, que pertenecen a la familia de las asteráceas (Asteraceae). De éstas, una de las más comunes sería la Árnica montana.
Se presenta principalmente en las regiones templadas del oeste de América del Norte y en los prados o zonas de pastos de montaña, con al menos dos especies originarias de Eurasia.
La contaminación de muchas montañas europeas ha llevado a la extinción de especies endémicas, y están consideradas las restantes en peligro de extinción. El género no tolera los suelos calizos, por lo cual no existe en muchas partes de España, Italia y Grecia.
Propiedades destacadas:
- Para tratar inflamaciones reumáticas como la osteoartritis y la artritis reumatoide. Se ha demostrado la eficacia de la pomada con árnica para reducir el dolor y aliviar la rigidez en artritis que afecta a la rodilla y las manos. Se utilizan los preparados con flores de árnica para inhibir el proceso inflamatorio, con una menor producción de citocinas, en inflamaciones que afectan sobre todo a rodillas y manos, así como en tendinitis y otros dolores musculoesqueléticos.
- Los golpes y contusiones, hematomas, moretones, dolores producidos por luxaciones, bursitis y torceduras pueden experimentar alivio a causa del poder antiinflamatorio, vulnerario y analgésico de los principios activos del árnica, que mostrarían una eficacia similar a los antiinflamatorios como el ibuprofeno.
- Para distensiones musculares, mialgias y esguinces. Los remedios con árnica pueden contribuir a reducir el dolor y la inflamación, en tratamientos coadyuvantes.
- Se puede usar para tratar dolores neurálgicos tras un brote de herpes, por inflamación de un nervio. El árnica aporta su efecto desinflamatorio y analgésico.
Para tener en cuenta:
- El árnica es una planta excepcional en cuanto a sus efectos beneficiosos, pero también hay que decir que se trata de una planta con un elevado potencial tóxico, por la acción de algunos de sus principios activos, como alcaloides, cumarinas, componentes de la esencia y lactonas, entre ellas la helenalina, con efecto muy irritante sobre las mucosas.
- Como norma general, se desaconseja su uso por vía interna.
- La intoxicación con árnica, sobre todo en dosis altas, puede provocar, en efecto, irritación de las mucosas gástricas, trastornos digestivos acompañados de vómitos o diarreas, pero también alteraciones nerviosas, vértigo, alucinaciones, disnea y fallos cardíacos.
- El árnica montana debe ser usada con precaución.
- En caso de alergia a las plantas de la familia de las compuestas.
- Durante el embarazo y la lactancia.
- Tras una intervención quirúrgica, sobre las cicatrices que puedan existir.
- No se debe aplicar sobre las heridas abiertas, ni sobre hemorragias.
- Por la presencia de helenalina, puede ocasionar en algunas personas reacciones alérgicas cutáneas. La alternativa es aplicarla de forma muy diluida.
- En niños, hay que tener cuidado de no emplearlo en zonas cercanas a las mucosas (bocas, ojos), ya que su ingesta puede ser dañino para la salud.
Foto: GoranH en Pixabay