El último informe de la organización europea de conservación de plantas silvestres, Plantlife, ha señalado que, gracias al confinamiento humano, organismos vegetales como las flores y las plantas se han reencontrado con un entorno más favorable para desarrollarse libremente, lo que ha permitido a la vez el regreso de polinizadores como las abejas en los centros urbanos.

Conocemos ya el impacto de la presencia y actividad humana sobre la vida silvestre en general y especialmente sobre algunas especies imprescindibles para el sostenimiento de la vida humana.

Existen más de 70 estudios científicos que dan cuenta de una preocupante disminución de la población de insectos en el mundo. Una de las investigaciones más recientes, que fue adelantada por UK Wildlife Trusts, indicó, por ejemplo, que 41% de las especies de insectos están al borde de la extinción.

El informe reveló que el número de insectos se está viendo reducido en un 2,5% anual, aunque estos datos varían mucho si consultamos fuera de Europa, con índices más preocupantes aún en otros continentes. Indicó, además, que esta situación pone en riesgo a la seguridad alimentaria a nivel mundial.

Por su parte, en un artículo publicado en la revista Nature Ecology and Evolution, un grupo de 75 expertos afirmaron que se estaba reduciendo rápidamente la población de insectos debido a factores como la contaminación, la deforestación, el uso indiscriminado de pesticidas, los cambios de uso de suelo, la pérdida de sitios de anidación y de recursos florales, principalmente.  

Un experto botánico de Plantlife, Trevor Dines, sostiene que las autoridades municipales, guiadas por prácticas de impacto en la flora local, no dejan prosperar los ecosistemas en desarrollo que se ven cortados sin madurar. Pero ante la actual crisis muchas de estas prácticas han sido suspendidas, lo que ha facilitado que vuelvan a la vida estos organismos vegetales en la ciudad.

Es posible que con toda esta nueva situación de aislamiento temporal, las plantas y flores crezcan sin restricción de ser cortadas o molestadas, lo que favorecería un claro aumento de la vida silvestre, incluidas las abejas. Quizás con suerte, esto sirva de ejemplo a seguir para así redimir esas malas prácticas con efectos tan nocivos sobre la naturaleza que nos rodea. 

“Los bordes de las carreteras y pequeños jardines son el mayor refugio para innumerables especies de plantas que han sido desplazadas de sus entornos naturales por la expansión agrícola y residencial. Bajo esta coyuntura crecen sin restricción, mientras las abejas intercambian polen y néctar, lo que asegura su supervivencia, pues claramente este nuevo crecimiento de las poblaciones de flores ayuda a que aumente el número de polinizadores como las mariposas, murciélagos y, obviamente, las abejas”, resaltó Dines. 

El estudio destacó que, en estos tiempos difíciles para los humanos, la naturaleza y los insectos han tenido la oportunidad de recuperarse y ganar espacio, garantizando momentáneamente el resurgir de varias especies como las abejas, que el Instituto Earthwatch (https://earthwatch.org/) declaró en 2019 como el ser vivo más importante del planeta

Foto: @evening_tao

Fuentes:
https://www.muyinteresante.es
https://www.wildlifetrusts.org/
https://www.plantlife.org.uk/uk
https://sostenibilidad.semana.com
https://es.wikipedia.org
https://earthwatch.org/

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